Cuando
tenía 10 años observaba a mi hermano con esta obra y luego de leerla, me dijo
que su final era inesperado mientras brillaban sus ojos, terminando la frase
con un suspiro. Ahora que leí esta obra
siento esa misma sensación.
Desde
que inicia la obra no es difícil encariñarse con Zezé, un niño pobre brasileño
de cinco años cuyas aventuras se basan en episodios de la infancia del autor.
Esta
aventura literaria tiene como escenario
los años sesenta en el Brasil dentro de una familia pobre, por la falta de
empleo del papa y el escaso dinero que gana la mamá en una fábrica. Donde Zezé
vive aventuras con sus hermanos Gloria y Luis. Este niño es muy travieso y con
gran imaginación anda siendo castigado
frecuentemente por sus padres y cuyas penurias le cuenta a su amigo Minguinho, un
arbolito de naranja lima, a quien le cuenta sus secretos. Asimismo, este
pequeño inteligente y sensible que te roba el corazón conoce a Manuel Valadares
(Portuga) quien tiene un carro y se convierte en su mejor amigo y con quien
pasa momentos muy agradables.
Este
libro te conquista desde las primeras páginas y no sientes que son doscientas
divididos en nueve capítulos; por la
tremenda sensibilidad que el autor transmite
en sus líneas y las aventuras tiernas e
inocentes que su personaje principal
Zezé experimenta.
Si
bien el final de la obra es muy triste no te aconsejo leer por el final, sino
leíste antes toda la obra. Amigo, les recomiendo esta lectura no creo que la
olviden como yo y otros como mi madre que no paraban de emocionarse de cuando
en cuando. Esta obra tiene su continuación “Vamos a calentar el sol” que según
los que la leyeron no supera a la primera.
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